sábado, 26 de marzo de 2011

Guerra mala, fea y cara.

 Hay guerras chapuceras, peleas de borrachos egocéntricos, que se originan en la bragueta. Suelen comenzarlas un par de descerebrados y pueden acabar convirtiéndose en algaradas sangrientas. Son las más peligrosas y la de Libia es una de estas guerras.

 Una guerra apresurada, originada en la bragueta de le petit prince, sin liderazgo, sin objetivos y con pocos borrachos en el campo de batalla. Por más que se empeñen los progres, a esta guerra justa solo se han apuntado quince borrachos, frente a los cuarenta que participaron en aquella injusta invasión de Irak.

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 Una guerra apresurada en la que no se ha dado a las partes la posibilidad de alcanzar un acuerdo, como si se hizo, durante meses de tira y afloja, con Irak. Una delegación de la Unión Africana, compuesta por cinco jefes de estado, que contaba con el apoyo de Gadafi y de la guerrilla, no pudo aterrizar en Trípoli debido al bloqueo del espacio aéreo.

 Es esta una guerra que Obama, con dos conflictos abiertos y unas elecciones a la vuelta de la esquina no quiere liderar; máxime teniendo en cuenta que solo la apoyan tres países árabes (Qatar, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos) y que la Unión Africana está en contra de la intervención.

 Es una guerra sin objetivos, donde “no hay ninguna manera posible de evitar que Gadafi siga” y donde los opositores no van a tener fácil crear un estado democrático. El gran error de los aliados fue no acabar con Sadam en la primera invasión de Irak. El país se convirtió en un avispero abocado a la guerra civil. En Libia, si bien no hay un enfrentamiento entre chiítas y sunitas, como en Irak, tampoco hay una oposición definida, capaz de hacerse cargo del país.

 Hay un problema añadido; el mismo Gadafi. Trinidad Jiménez no lo dice, pero los países árabes y africanos, con regímenes iguales que el de Libia, se niegan a ver a Gadafi sentado en el banquillo del Tribunal de La Haya: ellos podrían ser los siguientes. Por otra parte permitir a Gadafi un retiro dorado, en cualquiera de esos países africanos a los que ha estado dando dinero durante años, quedaría muy feo en el expediente de la lucha a favor de los derechos humanos.

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 Convertir un gobierno tribal en un estado moderno no va a ser fácil ni barato (los 25 millones de euros calculados, para España, en el primer momento ya eran el doble solo dos días después) y puede ser ruinoso si EEUU se retira de la alianza, lo que puede ocurrir. Por eso Obama tiene mucho interés en que sea la OTAN quien comande la alianza.

 Obama se está asiendo, por los pelos, a  la Resolución de Poderes de Guerra, pero tiene un plazo de treinta días para obtener del Congreso la autorización correspondiente. Si no lo consigue los americanos abandonarán el escenario y Zapatero, el lancero figurante, irá detrás de Cañita Brava en lugar de ir tras el primo de Zumosol.

 Se puede estar a favor o en contra de la guerra y se puede, como Groucho Marx, tener unos principios de repuesto, pero lo más practico, sin duda, es tener los principios de Javier Valenzuela:  “Los mismos principios y valores que sirvieron para oponerse a lo de Irak sirven hoy para apoyar lo de Libia”.

1 comentario:

  1. Lo que tenia que pasar, pasó. Sábado 25 de junio de 2011
    Washington.- La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó una resolución que permite expresamente la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses en la lucha contra el líder libio Muamar Gadafi, lo que fue interpretado como un duro revés para el presidente Barack Obama.

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