viernes, 3 de febrero de 2017

Panga: el alimento de los esclavos de la democracia.


 La actual controversia sobe el #panga muestra, sin ninguna duda, la torticería recaudatoria de los mal llamados Estados del Bienestar.

 Si usted pretendiera montar una piscifactoría en cualquier río español le costaría varios millones de euros. Entre informes medioambientales, sanitarios, licencias, permisos estatales, autonómicos y municipales se le iría más de un millón y, si salvara todos esos obstáculos, tendría que construir su explotación con materiales biológicamente certificados, carísimos por que han tenido que pasar por el mismo proceso rapiñador. Pongamos otros cuatro millones de euros.

 Si resulta que el panga del Mekong, el noveno río más contaminado del mundo, “no presenta ningún problema sanitario” llegaremos a la conclusión de que todos esos estudios, materiales y permisos son un gasto inútil; pero no para el Estado, que se ha embolsado un par de millones de euros, que era de lo que se trataba.

 Supongamos que ya ha pasado los trámites y tiene su explotación lista para funcionar; no podrá producir panga. Amortizar cinco millones de euros con un pescado que va a poder vender a menos de un euro el kilogramo son 5.000 toneladas de producto, sin contar los gastos de explotación, mantenimiento y, como no, impuestos. Pero vamos a suponer que lo consigue…

 Tendrá que alimentar a los peces con un pienso equilibrado, garantizado, certificado, mangoneado y carísimo. Tendrá que contratar trabajadores baratos, que entregarán la mitad de su sueldo al Estado y no les quedará para comprar el pescado que producen. Pero no se preocupe por que el Estado-Bombero-Pirómano tiene soluciones para eso.

 Podrá contratar inmigrantes, homologados CEE, a mitad de precio y, seguramente, podrá importar un pienso de mierda, fabricado en cualquier pocilga del tercer mundo, legalizado con una etiqueta que ponga CEE, por un tercio de lo que le cuesta el “reglamentado” del fabricante nacional, que, probablemente, tendrá que cerrar.

 Si, a pesar de todo, no le salen los números y empieza a pensar en subir los precios, está al borde del abismo. El Estado necesita disponer de alimentos baratos para sus esclavos y tiene un ojo permanentemente puesto en esa putada que se llama IPC y que suele dar al traste con todas las buenas previsiones.


Ante una subida del IPC, el Estado reaccionará importando panga del Mekong, con una etiqueta que pondrá CEE, a mitad de precio que el suyo y usted se irá a la mierda, como antes se fueron sus trabajadores nacionales y el fabricante de pienso.

viernes, 26 de agosto de 2016

La muerte de dos caballos.




 Trotaba, aún que algo achacoso, camino abajo.
 Hacía rato que habían salido del pueblo y enfilaron aquel camino ya conocido. Un poco más adelante, atravesarían un bosquecillo, rodearían la viña de Antonio, pasarían frente al huerto de Manuel…
 El paisaje no era tan llano como aparentaba y profundas quebradas, rebosantes de niebla, acechaban tras cada recodo. Por eso, solo se decidió a acelerar un poco a la salida de la curva y no le importó que algunas piedrecillas le golpearan el vientre. Como tantas veces, disfrutaría de aquel día de campo.
 El sol ya empezaba a calentar y, esta brisa ligera, se llevaría, enseguida, la bruma y dejaría al descubierto las apetitosas praderas de principios de mayo.
 Absorto en pensamientos felices, casi se desequilibró cuando, bruscamente, lo obligaron a girar a la derecha. Sabía de aquel camino, medio abandonado, pero nunca había pasado por él. Era imposible ver los peligros que se ocultaban bajo la maleza, así que aminoró el paso.
 El camino se iniciaba entre dos montículos, descendía suavemente, giraba hacia el sur bordeando un gran barranco y terminaba en una explanada artificial, bastante grande, cubierta de hierba. Allí se detuvieron y lo dejaron bajo las ramas de una gran encina.
 Empezó a preocuparse al llegar el ocaso. Estaba acostumbrado a que lo dejaran solo durante horas, pero siempre notando cercana la presencia de alguien. A pesar de que un ruiseñor cantaba en una rama cercana, se sentía abandonado.
 La noche se le hizo larga. Le preocupaban los ruidos extraños a los que seguía un silencio vacío, absoluto, mucho más amenazador.
 Amaneció, llegó el ocaso y volvió a clarear, una y otra vez. ¿Cuántas? Perdió la cuenta.
 Una noche se vio deslumbrado por una linterna y, durante bastante rato, oyó dos voces junto a él. Lo anduvieron manoseando. Cuando se fueron, notó como si le faltara algo y, después, no amaneció. Sabía que era de día. Podía notar el calor del sol, mitigado por en follaje de la encina, en su lomo; pero no podía ver nada.
 El ruiseñor dejó de cantar, substituido por las cigarras. Sentía la fuerza del sol del verano, cuando se colaba entre las ramas.
 Los mismos u otros desaprensivos de la primera vez volvieron y se entretuvieron durante más tiempo. Esta vez eran más, y cuando se marcharon, se sintió vacío.
 Los días calurosos dieron paso a los lluviosos y a los fríos.
  De alguna manera, había aprendido a conocer la hora y, una mañana, temprano, oyó el ruido de un potente vehículo. Sintió como lo izaban y lo ataban.
 Conociendo, como conocía cada tramo, cada recodo del camino, supo que estaban realizando el trayecto inverso al de aquel día de mayo, en el que comenzaron sus desventuras; solo que, esta vez, en lugar de transportar a otros, era él el transportado. Mientras se mecía y balanceaba en cada bache, recobró la esperanza en que volverían los tiempos felices.
 Finalmente lo descargaron, en algún sitio que tenía un olor como él mismo, pero más rancio; concentrado. Sin verlo, supo que estaba rodeado por otros congéneres, pero eso no lo tranquilizaba.
 Alguien dijo:
- Lo han destrozado.
-  Está inservible. ¡A la prensa con él! – dijo otro. 
 Entonces lo comprendió todo. Quiso correr, quiso gritar pidiendo socorro; pero los ladrones le habían robado los faros, las ruedas, la bocina…



martes, 19 de julio de 2016

Los que pringaron.

La imagen de el Valle de los Caídos, que la izquierda rechaza, acoge victimas de uno y otro bando, y es, en cierto modo , el reconocimiento por parte de Franco de que la lucha de los que le plantaron cara era tan legitima como la suya. No sé de ningún país donde haya ocurrido algo similar.

La fecha del 18 de julio provoca, en prensa y redes sociales, una avalancha de comentarios reivindicando héroes que lucharon por la libertad. No hubo tal cosa.

 En su inmensa mayoría, los personajes principales, de uno y otro bando, eran caciques movidos por intereses espurios, cuya lucha por el poder personal, llevó a España a una guerra civil. Para saber que estos personajes no eran demócratas basta leer las declaraciones y discursos que se pueden encontrar en las hemerotecas.

 En cuanto al resto, la gente, el pueblo, fueron enrolados, con independencia de su ideología si es que tenían, en el bando que controlaba la provincia tras el levantamiento. Puede que en las grandes ciudades, donde poder no quedó claramente establecido, los milicianos pudieran elegir bando, pero en la mayoría de sitios no fue así y hay que tener en cuenta que la población de entonces era, principalmente, rural.

 La provincia de Zamora, donde nací a mediados de los cincuenta, quedó en manos de los sublevados desde el primer momento, con lo que mis paisanos fueron luchadores franquistas. ¿Por convicción? 

 En mi infancia no se hablaba de la guerra. Yo escuchaba frases como “cuando la guerra los lobos le mataron veinte ovejas al tío Fulano” o “cuando la guerra íbamos a Portugal a comprar jabón”; nada más. Nadie hacía apología, cosa extraña siendo los ganadores.

 Cuando preguntabas por los combatientes te decían: “se llevaron al tío Tal, al hijo del tío Cual, a tu tío… Juanito se escondió en el pozo, en el horno, marchó al monte para  que no lo pillaran…” Un hombre, propietario de un bar en un pueblo vecino, al que conocí de adolescente, marcho andando, evitando patrullas de una y otra filiación, hasta llegar al pirineo francés, donde se hizo monje y vivió cuatro años en un convento de clausura. Nadie me dijo “yo fui voluntario”.

 Pringados, no héroes.

 En mi comarca natal y en toda la provincia, por lo que sé, la izquierda se llevó la peor parte, pero no por ideología. Se aprovechó para pasar cuentas de rencillas antiguas y apropiarse del patrimonio del oponente, que pudo ser militante de la UGT y pudo haber dicho que “cuando gobernemos nosotros, te quitaremos todo lo que tienes”. En las zonas que quedaron bajo el control del Frente Popular ocurriría lo mismo, sólo que pagando el pato un simpatizante de Acción Popular.

 En mi opinión, todas estas venganzas se cometieron, en uno y otro bando, por “delincuentes” locales amparados por el caos y no por una autoridad superior.

 Contaré una anécdota que me afecta directamente.

 En los primeros días de la guerra, gente de un pueblo vecino, venía robando leña, regularmente, en el término municipal de mi pueblo, del que mi abuelo materno era concejal.
 El consistorio decidió dar un escarmiento, enviar una patrulla e incautar las caballerías a los ladrones pillados en plena faena. Para recuperarlas deberían pagar una multa.

 Pocos días después, a mi abuelo lo interpeló una patrulla armada. Como no lo conocían personalmente, le preguntaron por él mismo.
-         ¿Dónde vive Fulano de Tal?
 Mi abuelo intuyó problemas y les indicó la dirección opuesta a la de su domicilio; a continuación apresuro el paso, entró en casa, cerró puertas y ventanas y cargó la escopeta con postas. Todavía no sabía que ya el alcalde, el maestro y todas las personas de cierto prestigio habían sido encerrados en la escuela.

 Poco después apareció la patrulla, que, sin mediar palabra, disparo contra mi abuelo, que vigilaba desde una ventana en el piso superior. Mi abuelo disparó y uno de los asaltantes cayó fulminado. El segundo disparo dejó herido a otro y un tercero, que pretendía entrar por el hueco de la chimenea también recibió plomos.

 Los agresores huyeron, dejando un muerto y el herido del tejado; pero la reyerta no estaba zanjada. Unos días después se corrió la voz de que los agresores iban a volver con refuerzos y todo el pueblo se armó para esperarlos.

 El incidente había llegado a oídos de la autoridad superior que envió un destacamento militar. Los soldados detuvieron y desarmaron a los contendientes antes de que llegaran a encontrarse a tiro.

 Como consecuencia, mi abuelo y el instigador del otro bando, que no había matado a nadie, al menos esa vez, fueron detenidos y condenados a muerte, en juicio sumarísimo. Ambos cumplieron la misma pena, en las mismas cárceles, primero en Zamora y luego en Madrid y ambos fueron indultados, tras siete años de prisión, el mismo día.

 Yo podría protestar por que mi abuelo era inocente. Pero, en una situación difícil, esa decisión un tanto injusta, seguramente era la mejor manera de resolver en conflicto sin que una de las partes se sintiera agraviada.

 El papel de la Iglesia es controvertido y, como cualquier institución, tiene claroscuros. Pero, si nos situamos en el tiempo, probablemente un 75% de la población era católica practicante. En las urnas, no habría salido adelante ninguna medida contra ella y, en una democracia, no hay ninguna manera de justificar medidas que van en contra de los deseos de la población.

 Si me lo permitís, contaré otra anécdota; esta muy breve.

 En mi pueblo no hubo ningún muerto por represalias (el que mató mi abuelo era foráneo) y todos los vecinos atribuyen el mérito al párroco.
 Parece ser que los piquetes  de la Falange pasaban de vez en cuando.
-         ¿En este pueblo hay comunistas? – preguntaban al cura.
-         No. Aquí todos son buenos cristianos – contestaba él, cometiendo pecado de mentira.

No era un santo. Una vez, la pareja de la Guardia Civil vino con él a casa de mi abuelo paterno, uno de los que no eran buenos cristianos.
-         ¿Usted porqué no le paga al señor cura lo que le corresponde? – preguntaron.
-         Bueno, yo le arreglo al señor cura las sotanas y la ropa de la iglesia y tampoco me paga – contestó mi abuelo.
-         ¿Es verdad eso, señor cura?
-         Es verdad, es verdad.
-         Entonces quedar con Dios – dijo el guardia civil.

 Mis abuelos perdonaron, y yo he perdonado. ¿A que esperáis los estáis mucho más lejos de aquel horror?

 La ideología no tiene el derecho de hurgar en las heridas. La historia se ha de asumir sin complejos.

 La revancha fue la culpable de los crímenes y no debemos reanimarla.

miércoles, 13 de abril de 2016

Geometría para curiosos.



 Como en la entrada anterior, ignoro cuantos millones de idems han llegado a la misma conclusión, etc…

  Esta vez os propongo pensar en lo que se ve en la figura siguiente.





En la imagen vemos un cuadrado y distintas figuras geométricas, circunscritas en un círculo. La intersección entre el cuadrado y las distintas figuras, forma los triángulos marcados en rojo o verde. Todos ellos comparten la particularidad de que la suma de sus lados es igual al diámetro del círculo.
 





 Podemos decir que:”la suma de los lados de cualquier triángulo rectángulo, es igual al diámetro de la circunferencia tangente a su hipotenusa y a la prolongación de sus catetos”.

 Por enlazar con la entrada anterior  Curiosidades del nueve, el polígono de nueve lados es el primero en el que la hipotenusa del triángulo (en verde) es mayor que el lado del polígono.

 Hasta otra.






miércoles, 17 de febrero de 2016

Curiosidades del nueve.



 No pretendo haber descubierto nada nuevo y puede que, para expertos e incluso para aficionados, esté entrando en un terreno muy trillado; pero no he copiado a nadie. Si otro millón de capullos ya ha llegado a la misma conclusión, significa que soy el último capullo.

 Para mí, las matemáticas son un placebo; problemas menores y de fácil solución para no afrontar otros más complejos. ¿A quién no votar?... ¿Cómo llegar a fin de mes?...

 Otras veces, me sirven para reorganizar las conexiones neuronales, tras un debate entre políticos y son muy útiles, cuando las necesidades fisiológicas quedaron apaciguadas la anterior vez que pusieron “volvemos en 7 minutos”.

11111111010 ¿Qué os parece el numerito?.

 Si pensáis como un PC y vuestro cerebro ya ha convertido el número binario, en el decimal 2042, os la he metido doblada. Veamos:
11111111010 / 9 = 1234567890 Los números del sistema decimal.

 ¿Qué comparten ambos números?. Bueno, ambos son divisibles por 9 y siguen siendo divisibles por 9 cualquiera que sea el orden de los dígitos.
1234567890 / 9 = 137174210; 7369180524 / 9 = 818797836;
9876543210 / 9 = 1097393690;

 ¿Comparten algo más?. Si; la suma de sus dígitos es múltiplo de 9.
1+1+1+1+1+1+1+1+0+1+0 = 9;
1+2+3+4+5+6+7+8+9+0 = 9*5 = 45;

 Podemos decir que “la suma de los dígitos de cualquier múltiplo de 9 es múltiplo de 9”. En efecto, volviendo a la última suma:
1+2+3+4+5+6+7+8+9+0 = 9*5 = 45;                4+5 = 9;

 Es decir:
9*1 = 9;
9*2 = 18;    1+8 = 9;
9*3 = 27;    2+7 = 9;
…………………….;
9*154 = 1386;     1+3+8+6 = 18;    1+8 = 9;

 Eso supone que, si al número de partida le intercalamos el número en rojo, seguirá siendo divisible por 9:
111138611111010 / 9 = 1,23487E+13;

 No ocurre con ningún otro número decimal. Curiosidades del nueve.
Próximamente, un ¿descubrimiento? de trigonometría.