Debo decir que los buenos propósitos de moderación y “talante” que me animaron a escribir esto no se han cumplido, de manera que desaconsejo su lectura a los fieles de cualquier partido o religión.
Tengo asumido Sr. Rajoy, que voy a tener que trabajar más y cobrar menos. Seré mas pobre y ello me va a obligar a viajar de Madrid a Bruselas en clase turista. Por eso, por pura coherencia, voy a abstenerme de votarle a Vd. en las próximas elecciones; es la única manera que se me ocurre de mermar sus expectativas y acercarlas a las mías.
Todos sabemos Sr. Zapatero que lo primero que se aprende de un idioma extranjero son las palabras malsonantes. Escuchándole hablar de “amor y paz”, mientras participa en una guerra contra Libia y otra contra Afganistán, cualquier niño chino de inteligencia media sabe ya pronunciar correctamente la frase váyase a tomar por el culo. Yo no esperaría menos de un hijo mío.
Ustedes, los dos, participan en una carrera en la que no se trata de batir ningún record, ni siquiera de conseguir un buen tiempo; se trata de llegar el primero con el mínimo desgaste, aminorando la marcha si el segundo queda rezagado. Aspiran, como el Sr. Duran i Lleida, a gobernar, como sátrapas opulentos, a un pueblo miserable.
Las ciudades, Sr. Gallardón, deben de ser el reflejo de sus habitantes, no bonitos ataúdes vacíos; me preocupa que se tengan que embellecer por ley, dado que no estoy seguro de encajar en el canon de belleza del alcalde de turno. No hacen falta leyes para mejorar las condiciones de vida de los indigentes. Hay organizaciones con experiencia que lo consiguen con sólo un poco de piedad, atención y respeto; pero quizá Vd. está pensando en otra cosa. Si solo le importa la estética puede que el Sr. Putin le venda, por un precio razonable, el Metro de Moscú, fiel reflejo del esplendor de esa ciudad en otros tiempos.
La misión del estado no es enriquecer culturalmente al pueblo sino favorecer su prosperidad material. Sentar las bases, sembrar la semilla que permita a los ciudadanos disponer de efectivo en sus bolsillos y dejar que sean ellos los que decidan si desean gastarlo en una entrada para museo de El Prado o en la ramera que se apoya en una de sus columnas.
La misión de un padre va un poco más allá de legar meras posesiones materiales, pero estoy seguro que cualquier hijo prefiere heredar de sus progenitores el cuarto de baño entero en lugar de solo los estatutos del PSOE para colocar en el portarrollos. Así parecen haberlo entendido algunos socialistas, compañeros del Sr. Campa, que consideran provechoso heredar, ERE dar y dejar en herencia.
Usted Sr. Mas, si quiere el divorcio, pídalo formalmente. Tiene todo el derecho que da el haber sufrido malos tratos, de modo que abandone el hogar conyugal y búsquese otros compañeros de cama. Ahora, su promiscuidad, esa facilidad para encamarse con cualquiera que pague, representa un serio peligro para la convivencia y la salud familiar.
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