domingo, 6 de marzo de 2011
¿Nosotros también podemos?.
Creo que podemos, pero...
En 1975, yo celebré dos cosas; mi mayoría de edad y la muerte de Franco. El tiempo me ha demostrado que no había gran cosa que celebrar.
Nos embarcamos con Caronte en una “ejemplar transición” hacia la tumba. Competencias autonómicas, competencias estatales, competencias municipales… Un país orweliano en donde las cosas reciben el nombre que va más en contra de su esencia.
Incompetencia estatal, autonómica, sindical y municipal, funcionarios que no funcionan, diputados que nos hacen, como mínimo, dos putadas… Anímo a los lectores a completar la lista.
Ministerios de igualdad donde el 90% son mujeres, leyes de igualdad de trato que discriminan a los hombres y estado laico que adoctrina.
El número de funcionarios se ha triplicado en tanto que la población ha pasado de 40 a 46 millones, no a 120 millones.
En 1993, tan solo 18 años después de la muerte de Franco, el presupuesto de la Guardia Civil, que dirigía el medrócrata ejemplar Roldan, era de 500.000 millones de pesetas; más de la mitad del presupuesto general del estado del último año de la dictadura y eso que la partida destinada a la Guardia Civil era y sigue siendo, una de las más bajas del presupuesto.
Podemos reducir en un tercio la estructura del estado.
¿Como?. No acudiendo a votar o votando en blanco.
¡Que no se sientan legitimados!.
Tenemos que saber que nuestros políticos no se van a suicidar; no son heróicos samurais sino cobardes medrócratas que sólo pueden sobrevivir parasitándonos.
Como no creo que la democracia consista en elegir el parásito que nos va a chupar la sangre los siguientes cuatro años no encuentro ninguna diferencia entre los referendos actuales y los que celebraba Franco.
Mientras los políticos no estén obligados por ley a hacer lo prometido en campaña y exclusivamente lo prometido, no acudiré a votar.
¿Cómo?. Complicando al parásito el acceso a nuestras venas.
¡Matarlos de hambre!.
Los estados tratan muy bien a la banca. No es por lo que reciben directamente de ella, sino porque es la banca la que facilita el acceso del parásito al huesped. Sin cuentas bancarias el parásito no tendría una vida fácil de modo que:
-Cancelemos nuestras cuentas, que tampoco nos dan ningún beneficio.
-Creemos cuentas a nombre de varios titulares.
-Creemos sociedades patrimoniales para proteger nuestras posesiones. Si no sabemos como hacerlo José Bono nos puede asesorar.
-Negociemos con nuestros jefes el pago del salario en efectivo o talón, como antes.
-Mantengamos las cuentas que no podamos cerrar con el saldo imprescindible.
-Paguemos al contado, sin tarjetas.
Ojo que no estoy diciendo que no hay que pagar; los servicios que recibimos tenemos que pagarlos; en lo que valen. De lo que se trata es de que los ciudadanos tengamos la sartén por el mango y podamos contrarrestar esas armas de destrucción masiva que son el BOE y el embargo de cuentas; de que podamos decidir, por ejemplo, si los 80 millones de euros que ha recibido la industria del cine, no sería mejor emplearlos en pagar para que se queden a los excelentes profesionales sanitarios que nos están abandonando.
¿Cómo?. Haciendo que sepan lo que pensamos.
¡Dejándolos de lado!.
-No acudiendo a los mítines.
-Volviendo la espalda cuando pasan.
-Cambiando de canal cuando aparecen en televisión.
-Denunciando cualquier comportamiento inadecuado.
“Nos va bien la tensión”, que se sientan despreciados.
O que se arrepientan y prometan no volver a pecar.
Etiquetas:
Democracia,
Medrocracia
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHe intentado varias veces entrar un comentario y no he podido hasta hoy.
ResponderEliminarMe parece que los islandeses tienen que pagar sus deudas. La cosa funciona así y no funcionaría si todos fueramos morosos
Lo siento, no estaban habilitados los comentarios anónimos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en lo de "sus" deudas.
Los finlandeses que paguen lo que deban, pero ni un céntimo más. Si el estado da dinero a los bancos los ciudadanos pagarán su deuda y pagarán la deuda de los bancos; pagarán dos veces.
No se a tí, pero a mi la banca no me da un aguinaldo cuando tiene beneficios.
Además, si crees en la democracia y sobre todo en la justicia, hay una manera perfecta de hacerlo: que el estado pague a la banca la deuda que tengan los ciudadanos y que los ciudadanos que la generaron queden deudores del estado.