martes, 9 de agosto de 2011

El Estado del Bienestar piramidal.


 El “Estado del Bienestar” es un eufemismo con el que los gobiernos de izquierdas nombran a la hipoteca de futuro que han suscrito para sus ciudadanos; un sistema piramidal, de implantación bastante reciente, que ha tocado fondo. Para conocer como era la situación anterior tenemos que retroceder cincuenta años.

 A principios de los sesenta la española es una sociedad familiar, básicamente artesanal y rural. Se ha acabado el racionamiento y los “comercios“, aún que no hay productos de lujo, están bien abastecidos.

 En esa sociedad familiar colaboran todos los miembros. Los hijos heredarán el oficio y el patrimonio de sus progenitores cuando estos falten y no es raro que padres, hijos y nietos compartan el mismo hogar.

 No existe la jubilación; apenas hay impuestos, casi todos indirectos. Los hijos tienen asumido que deberán hacerse cargo de sus mayores cuando estén incapacitados; todo empieza y termina con la familia.

 Si bien el hambre ya no es un problema el dinero no corre y todavía se recurre al trueque. Los excedentes de la producción familiar se cambian por productos manufacturados en los comercios.

 Los productos estrella de esos comercios son el bacalao, los fideos, las conservas y los textiles además de legumbres y cereales que no se cosechen en la zona.

 La educación, obligatoria hasta los catorce años, se imparte en aulas separadas, donde se enseñan los valores de la familia, el ahorro, el trabajo y el esfuerzo.

 Un médico, al que cada célula familiar paga un fijo anual, puede velar por la salud de los vecinos de varios núcleos urbanos si son pequeños.

 La dictadura se ha dulcificado, el aislamiento ha dado paso al turismo y los españoles empiezan a emigrar hacia los países europeos, donde se consiguen mejores sueldos que en los polos de desarrollo nacionales, que son Cataluña y el País Vasco.

 Inmigración y emigración son, al principio, simples ramificaciones de la unidad familiar, pero, por varias razones, entre las que hay que resaltar la masificación urbana y el desarraigo, se crearán fisuras que serán aprovechados los gobiernos de izquierda para provocar un vuelco social.

 Una sociedad familiar, capaz de cubrir sus propias necesidades y dedicada a acumular patrimonio, ofrece pocas posibilidades de recaudación a la hacienda estatal (1),  pero durante la dictadura, la estructura del estado era muy modesta, del orden de la cuarta parte de la actual. En 1962 los gastos del estado fueron de 20% del PIB y alcanzaron el 27% en 1975.

 Por si a alguien le falla la memoria histórica, hay que recordar que la Seguridad Social, tal como hoy la conocemos, se crea con la Ley de Bases (28-12-1963). Centros de salud tan emblemáticos como La Paz, Puerta de Hierro, 12 de Octubre y Ramón y Cajal, por referirnos sólo a Madrid, son obras del Régimen y en 1975, a la muerte de Franco, la Seguridad Social incluye al 87,8% de la población española. Es uno de los logros del que fue conocido en todo el mundo como “el milagro económico español”: "A la muerte de Franco, la renta nacional de España suponía ya el 79,2% de la media de la Comunidad Europea; años después este acercamiento se había convertido en retroceso, pues en 1994 la misma comparación se situaba en el 74,4%, es decir, por debajo de la situación dejada por Franco.

 El mérito de convertir la Seguridad social en un sistema piramidal pertenece al compañero Felipe González, bajo cuyo gobierno el gasto público alcanza un pavoroso 47,5% del PIB (Gráfico 1). Por primera vez en España los impuestos directos superan a los indirectos pero ni las obras faraónicas, ni la legalización de las ETT, la gran contribución del socialismo al trabajo estable, consiguen dar la vuelta a la caída de la afiliación. El dinero público se va por el retrete de las ayudas sociales clientelares sin generar empleo. Exactamente la misma política es la que ha seguido el compañero Zapatero, que, en sólo dos años (2007-2009), consiguió aumentar el gasto público desde 39,2% hasta 46%; tanto como Franco en trece años, pero El Caudillo creó la Seguridad Social por el camino.



 El hecho es que el dinero aportado por los padres ha desaparecido y los gastos de su vejez serán pagados por los hijos igual que antes, pero con el Estado haciendo de intermediario destructor de la familia. La tabla de salvación, vendida como gran logro social (2), deberá ser el trabajo femenino, pero antes hay que generar empleo.

 En un sistema piramidal no existe el ahorro; los gastos corrientes tienen que pagarse con las aportaciones de los nuevos afiliados. La caída de la afiliación es letal para la Seguridad Social y se puede producir por dos motivos evidentes:

 a) Caída de la tasa de natalidad: esa tasa, alta en los sesenta, va descendiendo hasta alcanzar valores negativos en los noventa. En una huida hacia adelante, para evitar el desplome de la pirámide, el gobierno abre las puertas a la inmigración que dará lugar a la “burbuja del ladrillo” (3) tan criticada ahora por quienes la propiciaron.

 b) Caída de la actividad económica: como en el caso actual la crisis provoca que las afiliaciones no solo no aumentan sino que disminuyen y se ve agravada por que esos trabajadores inmigrantes todavía no habían sido amortizados (4).

Aparte de esos dos motivos evidentes hay otros dos que lastran la viabilidad de la SS:

 c) Aumento de la esperanza de vida: supongamos que veinte años de cotización de un trabajador permiten pagar diez años de jubilación. Si la esperanza de vida aumenta en cinco años el trabajador tendrá que cotizar treinta años para pagar esa jubilación.

 d) Merma de la capacidad adquisitiva: no sólo han disminuido los sueldos, en parte por la competencia de la inmigración (5) y en parte por la globalización del mercado, sino que ha disminuido mucho la capacidad adquisitiva. La Seguridad Social, que se lleva un porcentaje mayor cuanto más alta es la nómina, ve mermados sus ingresos en la misma medida que los trabajadores.

 La suma de los factores c y d supone un problema adicional en una situación de crisis:

 e) Los trabajadores de la época de bonanza jubilan con bases de cotización más altas que los que tienen que pagar sus pensiones; es decir, que los cálculos anteriores, treinta años de cotización para pagar quince de jubilación, ya no servirían.

 En resumen, la Seguridad Social es un sistema piramidal y, como tal, destinado a quebrar; los modelos que se están proponiendo, aumentar el número de años cotizados y alargar la edad de jubilación, podrán prolongar la agonía pero no llevan a la salvación. Sólo sería una más de esas huidas hacia adelante, alguna ya la hemos mencionado, que explicaremos a continuación.

 La única salida es capitalizar las cuotas, como se hace en los fondos de pensiones. La paga que recibirían los jubilados procedería, entonces, de su propio dinero, pero habría que crear una formula de transición entre el modelo actual y  el nuevo para evitar que toda una generación se quedara sin prestaciones.

 (1) Destruir a la familia es un trabajo al que se han aplicado todos los gobiernos de la izquierda, sobre todo por motivos ideológicos, pero también recaudatorios. Para conseguirlo han contado con el apoyo de la propia Iglesia Católica, con el giro a la izquierda que supuso el Concilio Vaticano II, que ahora tanto se queja del laicismo de la sociedad.

 Bajo la dictadura era normal que, en la casa, sólo cotizara el cabeza de familia. Hijos e incluso nietos trabajaban en el negocio familiar sin ninguna remuneración oficial. Incluso los menores de 14 años, fuera de las horas de clase, colaboraban en las tareas y aprendían el oficio. Si no era legal se hacía la vista gorda.

 Todo eso cambiaría durante el gobierno de Felipe González,  que se esforzó en retirar a la familia tanto el reconocimiento social como las ayudas que percibía además de convertirla en inviable económicamente. Para cumplir con la ley  el negocio familiar tenía que convertirse en SA o SL, como autónomo no se podía contratar a miembros de la familia, un tramite complicado y con unos requisitos contables al alcance de pocos.

 Pocos eran también los negocios que podían ser rentables con dos o tres asegurados lo que significaba la emigración de los más jóvenes y el desarraigo familiar, convenientes para la ideología socialista, que obtiene sus votos en los barrios periféricos de las ciudades industriales.

 Por si todo eso fuera poco se prohibió el trabajo de los menores de 16 años, creando un vacío legal que se llenó ampliando la edad escolar hasta los 16 años. No era una necesidad social, ya que los padres de la época, ya apostaban por dar a sus hijos la mejor educación y las universidades estaban al alcance de los sueldos de los trabajadores de entonces; algo que ahora es mucho más difícil.

 Lo que se pretendía era sustraer a los adolescentes de la influencia paterna y el resultado, que se vendió como un logro educativo, son dos años tirados para los que no tienen ganas de estudiar, que retrasan el progreso de los que si quieren. En las estadísticas queda muy bonito poner que un altísimo porcentaje de la población tiene estudios medios, si no se dice que han pasado de curso suspendiendo todas las asignaturas importantes y sólo son expertos en hacer botellón y liar porros, como demuestra el hecho de que el fracaso escolar en España es uno de los más altos del mundo.

 Quien crea que exagero nada más tiene que entrar en alguna red social para apreciar el nivel cultural de nuestra juventud, la “generación mejor pre-parada”; escrito así.

 No merece la pena hacer hincapié en los intentos, quiero decir logros, de los de los socialistas para repudiar la cultura del esfuerzo, adoctrinar a la juventud y sustraerla de la tutela familiar. Son hechos que se pueden justificar en nombre de la causa, pero negarlos es imposible.

 Una familia sin hijos es algo trivial; no tendrá continuidad en el tiempo. A las dificultades económicas que suponen los hijos, sobre todo para quién no ha sido educado en la cultura del esfuerzo, se suma el hecho de que carece de aliciente invertir en unos vástagos que tienen todos los derechos y ninguna obligación, con unos valores morales en las antípodas de los de sus progenitores.

 (2) Incorporar a la mujer al mercado laboral es otra de esas ideas fáciles de vender; nadie que se considere gente de bien se puede oponer a algo tan justo y democrático; pero no es por esos motivos por los que se promociona el trabajo femenino sino para saciar la voracidad recaudatoria del estado. Recaudar del total de la población en edad laboral es mejor que recaudar de la mitad de ella.

 Es como volver al principio; los recién incorporados todavía no tienen derecho a prestaciones y la recaudación es limpia, pero eso no será siempre así.

 La tarta no se hace mayor por invitar a más comensales; sólo significa que las porciones serán más pequeñas. La mano de obra no escapa a las leyes del mercado que dicen que si un producto es abundante baja de precio. El resultado es que antes, con un solo sueldo, se podía hacer frente a los gastos del hogar y criar un par de hijos; ahora uno de los sueldos se va en pagar hipoteca y la guardería para dos hijos cuesta más de lo que se percibe del otro sueldo. Cae la natalidad y, en consecuencia, los ingresos del Estado. Habrá que volver a huir.

 (3, 4 y 5) El que quiera ver aquí xenofobia o discriminación se equivocará. Los inmigrantes no son culpables de nada, como las vacas no son culpables de la encefalopatía espongiforme bovina (mal de las vacas locas), pero las consecuencias son las que son.

(3) Quien no crea que fue la inmigración la que originó la burbuja del ladrillo, tendrá que explicar como, a una sociedad con tasa de natalidad negativa y donde los jóvenes se independizan pasados los treinta, le entra de pronto la fiebre constructora.

(4) Los equipamientos y las infraestructuras tienen un valor que los recién llegados, nacionales o extranjeros, pagarán con el tiempo a través de los impuestos. Sólo entonces estarán amortizados.

 (5) Como ya hemos dicho la mano de obra sigue las leyes del mercado que no son otras que las de la naturaleza: la escasez de producto eleva el precio o, dicho de otro modo, los leones no se pelean por la presa si tienen una para cada uno.

 Este larguísimo artículo intenta explicar que, para sobrevivir, nuestra sociedad deberá volver a los valores de los años sesenta, con un gobierno tan austero como aquel y unos servicios sociales en consonancia.  De lo contrario los españoles del futuro se referirán a nosotros como “los púas”, con toda la razón.

 Ya se están escuchando propuestas de que los mayores vuelvan a ser responsabilidad de los hijos, disminuir las prestaciones y reducir los sueldos, volver a aquello al fin; pero ninguna de adelgazar el Estado y bajar los impuestos al nivel de entonces.


8 comentarios:

  1. Los suecos se percataron de que cuanto más necesitaban el Estado de Bienestar, menos podían contar con él. Por eso, en 1991, eligieron al conservador Carl Bildt como presidente del Gobierno, para que desmantelara esta red socialista, metiera en cintura el gasto estatal y permitiera más "libertad de elegir". Los primeros pasos demostraron que las ideas liberales funcionan: se introdujo el bono escolar, que permitió que los ciudadanos, con dinero estatal, pudieran elegir el centro educativo al que llevar a sus hijos. Como la gente aceptó de buen grado estas medidas se siguió por esa vía liberal, hasta el punto de privatizar el sistema de pensiones y permitir que cada individuo sea dueño del 2,5% de su salario bruto y lo destine a los fondos de inversión que prefiera para garantizar su jubilación.

    En España,el sistema ya está quebrado, no nos engañemos.
    Por ello se van haciendo “quiebras parciales” (negando la pensión a los que hayan cotizado menos de 15 años, recortándosela de forma arbitraria y caprichosa a las viudas, quitándosela a los herederos, etc.) con idea de retrasar la quiebra total y que sean otros gobernantes los que tengan que hacer frente al problema. Mientras sigamos con el mismo sistema estas quiebras parciales continuarán aumentando; recalculando la pensión de los nuevos pensionistas para que empiecen cada vez desde niveles más bajos, negándole la pensión a los que hayan cotizado menos de 17 ó 23 años (por ejemplo), etc.

    ¿Cuántos inmigrantes -regularizados o no - hay en España a dia de hoy?.Pues cera de 5 millones.
    ¿Cuántos de esos inmigrantes cotizan a la Seguridad Social?.
    Pues un millón doscientos mil.

    El resto disfruta de serviocios gratuitos -sanidad incluida-, sin cotizar un sólo euro.
    ¿Es esto sostenible?.

    La medicina estatal ha conseguido, por ejemplo, que en Canarias el tiempo medio de esperar para que le atienda un especialista sea de 277 días (9 meses). Desde que vamos al médico para explicar nuestras dolencias hasta conocer el diagnóstico pueden transcurrir 134 días para unas pruebas de alergia, 131 días para una resonancia o 128 días para una mamografía.

    El modelo es absolutamente inviable.
    En 2050 habrá 1,7 españoles en edad de trabajar por cada uno en edad superior a 65 años, frente a las casi cuatro de la actualidad. Este déficit poblacional, que más que déficit es ya depresión, hace inviable el actual sistema de prestaciones públicas característico del Estado de Bienestar.

    A eso hay que unir la actual conyutura económica, con cinco millones de parados.

    El actual Estado de Bienestar está condenado a muerte, con o sin crisis económica. La recesión tan sólo ha adelantado y agravado los problemas demográficos estructurales que ya estaban presentes y que, tarde o temprano, acabarían saliendo a la luz. De ahí, precisamente, las recientes reformas del sistema de pensiones que han sido aprobadas en distintos países europeos.

    Saludos.

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  2. Magistral y detalladísimo análisis, Secun. Objetivamente el sistema ya no da para más.
    Saludos blogueros

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  3. Creo que en Cataluña las cosas están todavía peor que en Canarias Natalia. Voy a referir dos casos cercanos.

    1) Mi padre, con 74 años, necesitaba una operación de cataratas. Tras tres años en lista de espera llegó el momento de renovar el carné de conducir y, lógicamente, no pasó la revisión. El problema es que vivía donde vivo yo ahora, a 6 Km. de la civilización, y el coche era imprescindible.

    El problema se solucionó con 600.000 pesetas en una clínica privada. A eso dan derecho 41 años de cotización.

    2) A un primo de la pareja de mi hijo, con 16 años, ya sólo le faltaban nueve meses para que el especialista tomara una decisión sobre la hernia del tamaño de una bola de petanca que tenía en un testículo. Pudo librarse de llevar gabardina en pleno verano pagando 2.800 euros de nada al mismo especialista que lo tenía que visitar.

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  4. Bueno José Antonio la cosa se alargó más de lo previsto. En un momento dado temí que ya se habría acabado la crisis para cuando consiguiera publicar la entrada.

    Afortunadamente Zapatero no hizo nada y pude publicar con sólo unos puntos de aumento en el diferencial de deuda.

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  5. Secundino, un excelente análisis.

    No es xenófobo, pero sí es verdad que últimamente parece que hay que empezar las frases con un "yo no soy racista, o xenófobo". Sólo por decir lo que algunos tienen la potestad de decirnos que es correcto o no.

    Un día hablando con un amigo israelí que conocí en Estados Unidos, ha´blábamos del cruel sistema de salud estadounidense, después de hablar con varios américanos con situaciones distintas, y es que allí, en USA, si no tienes trabajo no tienes médico, así de crudo. Comentábamos que en Israel hay seguridad social gratuita como aquí, y yo le comentaba que no sólo eso, sino que además los inmigrantes ilegales, por ejemplo, tenían también SS gratuita, y me decía que en términos económicos era una locura. Le contesté qué tiene que ver la economía con la demagogia. Tremendo.

    Natalia, brillante análisis, pero creo que en Canarias estamos bastante mejor que en Madrid, donde tengo familia, lo he comprobado y es que hasta para ir al médico de cabecera es tremendo.

    Pero todo cambia, así que sigamos diciendo lo que no funciona a ver si alguien se da cuenta y lo cambia.

    Secundino, lo del post, si quieres ´te lo cuento y tú lo publicas, no es mi sector, así que prefiero no meterme. Pero mi hermana lo ha publicado en su facebook.

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  7. Buenas Secundino,una cosa sobre los comentarios de Natalia y suyo, que de 5 millones de inmigrantes en edad de trabajar (supongamos) coticen 1 millon y poco, entonces los restantes trabajan sin cotizar a la seguridad social que financia esos servicios publicos que usa...bien,pues que el Estado persiga la economía sumergida para evitar esto. Con el problema de la población envejecida de occidente,tendremos que abrir las puertas a inmigrantes, nos guste o no, cada vez menos gente en edad de trabajar no significa solo que no haya para pagar las pensiones,sino que afectara a la economía del país contrayéndola, el PIB caerá,las exportaciones...no, encerrarse en una burbuja no es el camino.
    Natalia, los cheques escolares también los implantó Pinochet en Chile, quizás habría que hacer un estudio sobre las desigualdades y consecuencias de esta educación,con los estudiantes en huelga en ese país en este momento, por algo será.
    Felipe González y el partido socialista no hicieron más que seguir la estrategia del capital de desregulación y privatización, pero gracias a como fluia el dinero por la burbuja creada Zapatero pudo hacer medidas sociales populistas sabiendo que cuando estallase debería suprimirlas y endeudandose sin tener un modelo de crecimiento sostenible, ni invirtiendo el dinero de los impuestos en impulsar la economia, con llenarse los bolsillos y tener a la gente contenta con sus medidas sociales gracias a la época de vacas gordas que atravesabamos,parecía que todo iría bien...todos sabemos las consecuencias cuando la situación se invirtió.
    Hay que reducir el despilfarro con dinero público,corrupción y privilegios...el estado de bienestar si es sostenible,bien gestionado y con fondos suficientes,sin desviarlos a fines para los que no son, de ahi que tengamos este psuedo-estado de bienestar insuficiente,pero que es menos que nada,igual debemos luchar por mejorarlo para tener todos las mismas oportunidades, algo que no quiere decir que todos seamos iguales, espero ue me entendais. Un saludo

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  8. Un saludo a todos. Buena entrada.

    Pues sí, la economía es muy simple: sumas y restas. Para dar recursos a uno, otro los tiene que aportar.

    La edad de jubilación de 65 años se fijó en Alemania a principios del S. XX porque esa era la esperanza de vida... Y a eso tendemos.

    En cualquier caso, la cuestión es la de siempre: que todos se enteren de que los servicios que usan los pagan ellos.

    Queremos estado del bienestar defraudando y evadiento impuestos. Eso es lo que hay.

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